Perseverancia, y ¡ahí está!... ¡Logrado!
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Juan C. L. Rojas
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Todo es uno. Hay un hilo conductor que relaciona a las partes con un todo. Pero las partes deben hallar una consciencia del Todo... Un poco de aquí y de allá.
De caminos y opciones1- La vida suele darte posibilidades para elegir; y tienes derecho a decidir por lo óptimo.2- ¿...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on viernes, 18 de marzo de 2016
Destino. Palabra de poco uso en mi vocabulario.
Creo que el destino como concepto en sí mismo, lleva intrínseco la condición fatalista. Es decir: si lo aceptamos como tal, entonces, por decirlo así, deberíamos sentarnos a esperar que las cosas se desarrollen según ese capricho llamado destino; puesto que nada de lo que hagamos desviará su sino. Se cumpliría inexorablemente.
Eso es un concepto fatalista, donde cierto Dios o dioses, o ciertas fuerzas nos controlan indefectiblemente. El tan mentado libre albedrío quedaría inoperante.
No creo tal cosa...
Si acepto, y creo, que lo que actúa en todos nosotros, son las características propias de nuestro ser. Ello es, básicamente, el temple, el temperamento, el talento con que estamos dotados o no, lo que hemos cultivado y aprendido en nuestro vivir, la percepción que hemos desarrollado, nuestra estructura psíquica... tambien nuestro ambiente, recursos y limitaciones, casuales o causales...
Todo ello hará al sentido y dirección a lo que tendemos, y el grado de voluntad y perseverancia que inducimos a nuestros pasos, nuestros objetivos, y la vida misma...
Juan Carlos Luis Rojas
Creo que, absolutamente todas las realidades buenas que existen en el mundo, han nacido y se han desarrollado, de alguna manera, sea directa o indirectamente, gracias a un espíritu poético que las engendró...
Un sueño, o la conjunción de sueños; o sea: La poesía en su estado puro, es la que hace emerger a la belleza en su realidad de amor... Entonces no es una utopía soñar o proclamar un sueño, porque mucho de lo que existe a nuestro alrededor, sea concreto o abstracto, y que lo disfrutamos, ha sido considerado una utopía por alguien, sin embargo ha sido procreado por la perseverancia del sueño y la acción... y este es nuestro combate a diario, en la medida y la posibilidad de cada esfuerzo, en el derrotero de lo positivo... porque la realidad es, que existen los que minan el sueño... Pero es posible, con la poética del sueño, vencer a la guerra... " Sé que las voces pueden derribar los muros"...
Juan Carlos Luis Rojas
La pregunta del título se refiere en especial, a la esencia del escritor, no al acto en sí de la escritura . Por lo tanto, no es motivo de consideración aquí, a lo que fuera falsa consumación, por el simple hecho de escribir; sino que me refiero, ajustadamente, a la conjunción de varias características, generales y particulares, que hacen a un ente complejo, al ser él, continente de ese concepto, un generador de obras determinadas obras escritas; material creado, que habrá de tener cualidades afines al arte de escribir.
Desde ya, entonces, siguiendo este lineamiento, no haría a un escritor el simple hecho de escribir. Muchos escriben (escribimos), pero no encajan (encajamos), en las características conceptuales que aquí pretendo tratar.
Una de las condiciones: La ductilidad del "material" como sujeto creador; ser total y sensible, Objeto y sujeto relumbrándose entre sí, para alumbrar la obra creada.
¿Tiene un determinado sujeto, el temperamento más apropiado para dicha actividad? ¿Tiene (no necesariamente en la estructura formal de la educación) tendencia hacia lo intelectual? ¿Tiene paciencia y perseverancia? ¿Es pasional en la paradoja de su acto reflexivo,... racional e imaginativo a la vez? Ironizando: ¿Tiene "madera", o es de madera?
Bueno, las cosas se pueden mejorar, aprender. Sin embargo, no tanto. Existe lo que se llama: la "semilla" o el "germen vocacional". Esto no se manifiesta de manera evidente, pero está por ahí, en el espíritu, quizás desde temprana edad. Esa vocación puede desenvolverse con curiosidad intensa, como una de sus manifestaciones. Curiosidad oculta o quizás inquisidora. Un niño pude mostrarse reflexivo, o dispuesto a las preguntas relevantes; interesarse por lo desconocido y también por lo que hace a las relaciones humanas. En cierto modo tener un hábito cuestionador, que apunta a buscar fundamentos, especialmente cuando aún no entró en el estadio donde ya es reconocida la incertidumbre y la ambiguedad como parte de la vida. Cuando aún no llego a discernir los diversos parámetros de la relatividad.
El inquisidor se manifiesta abiertamente a los demás, es dispuesto a las relaciones; en cambio el que oculta su curiosidad investiga por sí solo.
Quien se maneja más internamente, es profundo, pensador, reflexivo. Llegada la ocasión, estas cualidades darán particulares características al conjunto de su obra. Incluso influirán en la preferencia del género y los niveles de intensidad o de profundidad.
Cuando el ser, como ente pensante, y con estas condiciones en su espíritu e intelecto, llega a tomar conciencia que vivimos en un mundo semejante a un libro descompaginado, es allí donde, desde la plataforma de su mente, intentará buscar el ordenamiento de esas páginas, según su percepción.
Se dará cuenta que el trabajo es árduo y puede que lo crea imposible de lograrlo (lo cual no estará muy errado). Quizás concluya que tal empresa estará llena de incertidumbres. Puede darse cuenta además, que ese libro, no sólo está descompaginado, sino que también le faltan páginas de transición. Ve entonces la necesidad de reescribir y reordenar el pensamiento formal; cuestionar los sistemas, apoyar partes, rechazar otras.
La intensidad de ese anhelo de reconstruír lo empujará a ser partícipe, de alguna manera, en la corrección o reescritura de algunas de esas páginas, creándose así, un habitante no estático, no pasivo, en contribución a este, nuestro hogar, que es la Tierra. Se convierte en un ser proactivo hacia el Hombre mismo.
Según lo que haya incorporado en su crecimiento, su desarrollo de espíritu como potencial escritor, administrará una tendencia que se corresponderá en menor o mayor grado con lo que tendrá que ver de alguna manera con la justicia, y en la construcción de un nuevo humanismo. Es eso, lo atinente a todo artista.
Es aquí donde puede concatenarse con la fuerza del anhelo, la necesidad de transmitir las ideas o los sentimientos para plasmarse en el escrito, y en el género que apetezca a la formación de ese temperamento y ese intelecto.
Es una pulsión que en un momento estalla. Lo impele, lo impulsa a empezar a caminar gradualmente en la trama particular de su obra.
Es válido que esta apetencia pueda nacer con una necesidad de catarsis, debido al ideal inherente, pero producida por la presión externa, directamente proporcional a su sensibilidad. Es en este punto donde puede generarse un sentido de misión, que, dependiendo de su temperamento, será variable en su intensidad pasional.
Quizás, por cierto pudor, el escritor no se esclarecerá. Puede que ya en su adultez, la carga implícita de ser, haga un "clic"; quizás por algún sacudimiento profundo en su espíritu; es en la niñez, sin embargo, donde se habrá encendido la llama de la comunicación e interacción dialéctica con el mundo; bastaría conocer las circunstancias que han conformado sus vivencias para tener una idea de su gestación. Quizás se podría prever, hasta cierto grado, hacia dónde apuntará.
Hay entonces, en mi opinión, algunos pilares básicos en donde se apoyará la plataforma de ser escritor.
- Actividad del pensamiento y creación de la voluntad. (Consideración reflexiva de la realidad; adquisición de las herramientas intelectuales, formales o de autodidacta; recursos que armarán su banco mental de trabajo).
- Temperamento. (Que lo llevará a "inmiscuirse" en su entorno, con el imperativo de influír para modificar la realidad).
- Concreción de su obra. (Esto dependerá de sus circunstancias, esfuerzos, disciplina y especialmente la intensidad de sus anhelos, lo que está acrisolándose en el cantón de las ideas y los sentimientos).
Además del esfuerzo, la inspiración, es ese "aire", energizante, misterioso y divino, el que nos empuja (en diversos temas de la existencia), a llevar oxígeno por las arterias multifilares que están ramificadas en la vida. Objetivo que coadyuvaría al arte verdadero.
Autor: Juan C.L. Rojas
Muchas acciones requieren persistencia, constancia, disciplina,... la paciencia de ensayo error. Hay algunas personas que se destacan en esas cualidades difíciles de adquirir. Sin embargo, es posible, si nos enfocamos en el sueño y el objetivo...
Juan Carlos Luis Rojas
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"......Y las musas suelen estar por ahí, caprichosas algunas veces, sorprendentes otras; la mayoría de la veces detrás del anhelante deseo convertido en esfuerzo y perseverancia... Es empezar a hacerles cosquillas con nuestros pensamientos, con los garabatos incoherentes de nuestra pluma; y entonces se decide a posar para nosotros, con todo su esplendor, dando luz a la creación poética..."
Juan Carlos Luis Rojas