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lunes, 23 de julio de 2018

Tu conquista

Has de ser.
Ser en vos,
vibrar en vos misma...
queriendo ser
en lo que miras...
y me atraviesas...
siendo lo que quieres.

...Y abres,
y entregas
cálidos influjos
en este amanecer...
donde ya mueren
muros y murallas
y asaltas mis fortines...

Violentas catapultas
de tus ojos
tiernos de asedio
flamas en mieles de ternuras
¡Combatiéndome!
con tremulidad combativa de pasión,
con el aviso silente de tus labios,
en su roja redondez de espera...

Déjame hacerme de tus besos,
que míos sean...
Y me alcancen entonces
para romper el amanecer
y saciar
las fraguas sedientas del día.
Que sean míos
el plantar de tus banderas
en mi pecho
y tu conquista
mi propia posesión.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas

https://todo-es-uno.blogspot.com/search?q=ser
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domingo, 18 de marzo de 2018

Si no hay humildad

"Si no desplegamos humildad, si no bajamos el orgullo, iremos chocando por la vida, generando corazas y murallas; dolores encapsulados y destructivos;  más para nosotros mismos..."
Juan Carlos Luis Rojas

http://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=humildad

lunes, 13 de julio de 2015

Un germen de la tristeza

Una de las grandes murallas del mundo es la indiferencia,... que conlleva, en sí, la falta de empatía, la falta de interés en el otro,... Ese otro, a su vez, no puede "abrir su corazón" ante la falta de solidaridad desde el espíritu. La combinación de estos elementos puede bastar para generar soledades. Esa soledad que puede ser germen de la tristeza.
Saludamos como simples formalismos...
Acostumbramos a preguntar: "¿Cómo estás?", pero no esperamos la respuesta, o la dejamos que pase superfluamente.
Generamos un falso positivismo (u optimismo), en el momento equivocado.
Es así como nos puede llegar a sorprender ciertos acontecimientos desafortunados de personas cercanas, cuando expresamos: "No sé qué pasó, se lo veía bien", o algo por el estilo. ¿Nos hubiese importado? ¿Hubiesemos hecho algo al respecto? ¿Cual sería nuestra respuesta?...
Si la respuesta es, sí, entonces, no tuvimos la suficiente sensibilidad para entender, o no hemos inspirado la suficiente confianza para que se nos transmita cierta condición.
Si la respuesta es, no, entonces, nuestra respuesta, se estaría acercando al frío mundo de lo real, donde conmoverse con lo del otro suele ser una simple debilidad; donde esperamos ver y atender sólo nuestros problemas, y que no nos vengan con otro, aún cuando puede sernos muy simple, alguna manera de apoyo y colaboración, como, por ejemplo, el sólo hecho de prestar el oído.
Ese falso "positivismo" es pretender que el otro sea fuerte, no por el beneficio de la fortaleza de aquel, sino para evitar que nos comprometa en algún sentido.
Por supuesto, no se trata aquí de la persona de característica quejosa, sino precisamente, de aquella que siempre hace algo para vencer sus dificultades, mostrándose fuerte y riéndose de ellas, y no nos damos cuenta que está librando una gran batalla.
Estas actitudes suele pasar muy a menudo, hasta en el seno de la propia familia... No nos debe sorprender.