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viernes, 30 de junio de 2017

Universo de colores

Universo de colores

Es evidente que, muchas veces, no desplegamos la capacidad de ver lo diverso. Y algunas personas tenen su espectro muy acotado y viven en sus extremos. Parece que resulta difícil o imposible hacer balances. Entonces todo resulta negro o todo blanco. Parece que resulta mas fácil ir del amor al odio o viceversa que ver las cosas en su contexto y circunstancias. Hasta los políticos, cuando son votados, creen que hay aprobación, sin excepción, en todo su paquete de proyectos y medidas; y los (acaso, muchos eleccionarios y votantes), suelen ir de fanatismos extremos, a la desidia de la indolencia y el "no me importa".
En el entorno familiar, los padres pueden ir, de una educación "castradora" o otra totalmente liberada y laxa...  ¿Parece que se les hace difícil discernir, lo bueno o lo malo, de lo uno o lo otro?...
El humano se suele aferrar a un color sin ver los otros colores del espectro. Desde ya, tenemos cierta incapacidad, como especie, de no poder ver alguna franja de frecuencias,  que, sin embargo, sí pueden hacerlo otros animales.  Gran parte de esta condición, es anteojera de nuestra mente, donde esa imposibilidad es sólo debido a nuetra terquedad y obcecada condición mental , que sólo ve bultos, y no es capaz de discriminar, discernir, partes, detalles, ideas, circunstancias. Es por la irracionalidad y pobreza de espíritu que los hombres suelen necesitar jueces y mediadores.
Vivimos incapaces de ver nuestro Universo a pleno. Muchos suelen cometer el grave "pecado", de juzgar por un acto, la calidad total de una persona. Por una sola actitud errada descalifica a uno; o por una bonanza de otra, la hace totalmente buena.
Por esta suerte es, que moriremos, seguramente, con los mismos juicios con que hemos juzgado.

No juzgues... pero sí

Es cierto. De una u otra manera seremos juzgados. Es cierto también, aquello de que: "con la misma vara con que ustedes miden, se les medirá". Mat. 7:1-29. Y, sin embargo, por otro lado, no podemos andar por la vida sin tener algo de juicio... juzgar en cierta forma. Allí estriba nuestra responsabilidad. Tender hacia el bien. Juzgar con ecuanimidad.
Tomamos decisiones en cada momento que requieren de nuestro criterio y definición. Vivimos en un mundo en donde necesita construcción y corrección. A menos que seamos ermitaño o egoístas, debemos intervenir en él desde nuestras capacidades y posibilidades, pero fundamentalmente desde nuestro amor, que es lo que va a definir la calidad de nuestros actos. Significará responsabilidad, y a la vez, atenernos a las consecuencias. Es muy fácil la felicidad de aquellos que se olvidan hasta de sus seres más cercanos, o cumplen, apenas, como si un animal fuera. O aquellos, que con la excusa de atender a su entorno se desentiende del mundo hasta en lo más pequeño. También el querer escapar de responsabilidades suele ser estresante, enfermizo y enfermante... "...el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho." Luc. 16:10
Juan Carlos Luis Rojas

lunes, 28 de marzo de 2016

Andar

Se trata de andar... Ver el sol, ver la lluvia, vadear los charcos, dejar pasar las tormentas...
Juan Carlos Luis Rojas




Se trata de andar... Ver el sol, ver la lluvia, vadear los charcos, dejar pasar las tormentas...Juan Carlos Luis...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on jueves, 24 de marzo de 2016

miércoles, 20 de enero de 2016

Sensibilidad y disposición al cambio

                                           Imagen de internet: https://liberacionahora.files.wordpress.com/
                                                                                       2010/10/el_presente_continuo_02.jpg?w=270&h=300


"¿Estamos realmente diferentes hoy? ¿Realmente cambió nuestra aceptación en las cosas que no encajan en el marco actual? Tal vez hay conceptos de nuestra realidad que todavía tenemos que entender, y si abrimos los ojos, tal vez vamos a ver que algo importante ha sido pasado por alto."
Terje Toftenes

Importante es, para el crecimiento, para el desarrollo humano, tener el apropiado dinamismo del ser total, dejando de lado esa posición, que a veces se la presenta con orgullo erróneo, la de "ser siempre el mismo", la de: "yo no cambio",... la tramposa, "férrea convicción".

Lo sabio es, creo,  estar dispuesto al cambio, ser flexibles y adaptarnos inteligentemente a los acontecimientos, e incluso adelantarnos a ellos, tomando estrategias que nos dan los recursos de ver más allá de nuestro tiempo y espacio, y no sólo lo de nuestro entorno inmediato.

La realidad tiene elementos y estratos que muchas veces se nos escapan si no disponemos nuestra sensibilidad para detectarlos, o que el orgullo y la arrogancia no nos permite ni ver, ni aceptar. Más aún, en nuestro amplio Universo, donde somos tan pequeños.

La sensibilidad y disposición al cambio nos permite crecer como individuos y como sociedad.
Es sumamente dañino estar atados a falsos paradigmas filosófico o culturales, que nos guían por inercia hacia pozos y abismos; sin embargo, tampoco ir hacia el cambio por sólo el cambio mismo, sin contenidos valederos; no sirve la revolución por el sólo hecho del temperamento revolucionario. Todo debiera ser por la razón que requieren las circunstancias, con la medida y el propósito de vida.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas




Muy buena tarde-noche, para todos...Sensibilidad y disposición al cambio"¿Estamos realmente diferentes hoy? ¿...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on miércoles, 20 de enero de 2016

viernes, 1 de diciembre de 2017

El foco de la distancia

Son partes de la vida ciertos eventos y circunstancias, de las relaciones humanas... esas idas y venidas, partidas y regresos; percepciones y sensibilidades, que acertadas o no, en la altura de la distancia, nos hacen ver y "decidir" nuestra emoción, sobre aquello aceptado o descartado, cuando en ese distanciamiento nos hace ver detalles en el foco de la observación, teniendo a la vez, conciencia, de alguna forma, sobre eso de que, "errar es humano, perdonar es divino"...
https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=relaciones
Juan C. L. Rojas

sábado, 4 de julio de 2015

El tesón debajo



Muchas veces podemos ver el efecto de la virtud humana produciendo brillantes resultados; como una nave que cumple con su función normal de despegue, y a partir de allí el vuelo inalterable... Pero cuando otros ven, lo fácil que parece, el despegue de esa nave hacia el cielo, no siempre piensan o imaginan todo el tesón invertido, y la energía ardiendo en los crisoles, desde la hora primera... Así el humano.

No siempre podemos juzgar los logros y éxitos de otros, como adquisiciones gratuitas. No les aplica a todos alguna metodología de lo fácil.
No se cosecha si no se siembra. Y la siembra implica, preparación, sacrificios y riesgos.

Tampoco podemos juzgar, unívocamente al revés, porque como dice, Eclesiastés 9:11 :
"Regresé para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos. "

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

viernes, 8 de agosto de 2014

Carroza de fuego - (Narrativa de Juan. C. L. Rojas)


La soledad, el aburrimiento; ver que todo el mundo se divertía mientras él estaba confinado entre esas murallas, le producía a veces intensas ganas de escapar. 
A la imperiosa necesidad de libertad se agregaba el fuego de la adolescencia, apremiándole, transmutándose en formas de travesuras y trasgresiones.  Recordó que era la última fecha de corsos y comparsas.
“De todos modos voy a ir”, pensó, “aunque se entere el gringo... es probable que algún vecino chismoso le cuente”. 

La sombra de la tarde caía sobre los naranjales; la quietud calurosa del día sumaba también al caldero de sus pensamientos.  -¡Iré de todos modos! –se dijo en voz alta reafirmando la decisión.  La fuerza del anhelo pudo más que el temor a las palizas y se preparó para viajar. A las nueve de la noche partiría el único micro hacia la capital correntina. Sin embargo, cuando se acercó a la salida, le sobrevino la duda consumiéndole minutos que no le sobraban.  -¡Maldito ruido del portón! –murmuró. “¡Es irremediable! ¡El doctor se va a enterar!”, pensó. Quedó paralizado.

La opresión implacable suele construir al miedo. Ese temor creaba en él la sensación de estar perseguido, pero su voluntad volvió a la carga; observó hacia un lado y el otro, se trepó al muro y saltó hacia la calle. La paranoia lo acompañó en la forma de muchos ojos que lo perseguían; pero avanzó deprisa, escapándose.  

“Almacén de ramos generales de Sáez y Cia.”, decía el letrero bien grande sobre la entrada del comercio. Un micro con el motor encendido, parado en la boca del galpón contiguo al negocio, le hizo acelerar el paso. Se dirigió a quien parecía ser el chofer, que esperaba fuera del transporte.
-¿Para ir a Corrientes, señor? -le preguntó. 
-¡Allá tenés que sacar pasaje, pibe! ¡Pero dale que nos vamos!
 –“Este se piensa que uno nace sabiendo”, pensó, mientras caminaba a sacar el pasaje. 
“Ya estoy en marcha, ¡deténganme si pueden!”, pensó, al tomar asiento. Su respiración y actitud denotaban sentido de logro. Ya no tenía la molestia de la indecisión rondándole en la mente; pero estaba aturdido, excitado en su alegría. No operaba en él otra cosa más intensa, que la fuerza de atracción por la libertad compeliéndolo entre las fibras del riesgo.  
-¡Pasajes! –se oyó en los asientos de adelante. 
Esa voz, elevada por sobre el murmullo de las conversaciones, cortó de manera abrupta sus pensamientos. Se puso lívido. Su palidez se enfrentó a la sonrisa burlona de quien avanzaba por el pasillo con un talonario en la mano.   
-¡Boletos!...¡Conque yendo de farra, eh! –le dijo el inspector, inclinándose sobre él mientras cotejaba los papeles. Atinó a esbozar una sonrisa tímida como respuesta, mientras pensaba: “¡Este chismoso metido! ¡Seguro que le va a contar al padre! ¡Ese viejo burlón, cuando se encuentre con el alemán!... ¡Se va a enterar!  Mientras pensaba esto, ya no veía a su interlocutor que aún estaba allí verificando el talón de pago, si no al panorama de su imaginación, donde se miraba a sí mismo, bailando al compás de las patadas y sopapos del alemán, propinadas como castigo por el paseo clandestino. La paranoia le hizo sentirse otra vez blanco de las miradas, pero dio un vistazo como al descuido y observó que había otras personas entre los pasajeros a quienes también conocía. Al verlos pensó: “Al fin de cuentas todos están ocupados en lo suyo”. Se recostó en el respaldo relajándose. 

Cuando llegaron no tuvo necesidad de preguntar la dirección del corsódromo; por las conversaciones que escuchó mientras viajaba, supo quiénes de los pasajeros se dirigían hacia allí y los siguió.  A medida que caminaba las pocas cuadras, los condimentos de la emoción dosificaban en su cuerpo la adrenalina que le hacía brillar los ojos y le daba un leve cosquilleo en el estómago. Música, serpentinas y luces acentuaban el clima de ambiente festivo; de algún lugar venían a mezclarse sonidos de percusión. Deprisa se metió entre la gente filtrándose hasta el centro más tumultuoso. Buscaba un lugar cómodo, donde pudiera ver; el apretujón le hacía transpirar y andar errático. Logro ubicarse, por fin, cerca de un grupo de chicos, tal vez por casualidad, o más bien porque sus ojos fueron arrastrados hacia allí con un imán poderoso, que doblegó totalmente sus miedos y pudores.

La niña (no tan niña por las curvas ostentosas y su modo de mirar) se contoneaba rítmica y delicadamente al son de la música. Toda su actitud era una inequívoca y graciosa invitación a lo sensual. 
-¿Y este deleite de mango maduro? –murmuró, mientras apuntaba sus ojos en el centro mismo de la mirada femenina que se desvió, luego de detenerse un instante en él. 
-¡Qué me importan las palizas! –murmuró otra vez-. ¡Todo lo que me habría perdido si no venía! 

La murga que inició el orden del desfile, aumentaba el sonido de parches y batientes al acercarse;  cada golpe de los tambores era también una excusa más para el acercamiento y el roce de los cuerpos.  Ahora la mirada de la niña volvía a él y entraba sin recato en el alma de sus ojos, en su sangre; dándole además la yapa de una sonrisa que inducía en sus deseos le interpretación de permisos inconfesables. 

-¡Tengo que acercarme un poco más! -se dijo, entre divertido y ansioso.  Volteretas de payasos ruidosos delante de la marcha, los distrajo por un momento del hechizo erótico. La comparsa, Copacabana, avanzaba con bailes y cánticos, entre brillos y luces, al compás de ritmos delirantes y estruendos, que cargaban molécula a molécula la libido adolescente. En lo alto de la carroza, la reina movía la hermosura de su cuerpo, vestida de tenues plumajes, al tiempo que parecía sonreírle a cada uno de los espectadores, de quienes se veía la respuesta en la excitación de sus ojos.  Pero Juancito Gómez, ya no dedicaba atención a esa belleza encumbrada en la sensual carroza de fuego, colmada de luces y ornamentos. Su generoso embeleso estaba allí, en la niña que cercana a él, no sólo le extraía sonrisas, sino también, le ponía burbujas en la sangre, susurros en los labios, que aunque no se escucharan con nitidez, ambos lo entendían.  Rozaron sus manos dos veces; a la tercera sensación de tibieza sobre su dorso, él tomó la de ella, mientras todo parecía moverse en la vorágine enloquecida. Ya no tenía noción de tiempo; sólo sentía instantes placenteros sucediéndose sin conciencia de transición.
“¿En qué momentos fue que la tomé de la cintura?”, pensaba embriagado de éxtasis, sonriente. La relación fluía sin esfuerzo, como el desenvolvimiento normal de la naturaleza. 
-¡Vamos! –leyó él en los labios de ella, que señalaba  la tarima donde se apoyaban sendos bafles.
Sin dejar de bailar, sin soltarse la mano, fueron desplazándose hacia ahí.
No tardaron los besos. Sin remordimientos se olvidaron del mundo.  Otra comparsa desfilaba ahora, entre serpentinas, espumas y matracas. Este grupo tenía más agilidad en el ritmo musical y el movimiento coreográfico. Mientras Copacabana se manifestaba en la suntuosidad de los atuendos y ornamentos, Ara Verá sobresalía en la belleza de las figuras del baile y de las jóvenes, enfundadas en su propia piel, con alguna escasa vestidura y brillos relucientes.  
Recostados en la tarima, él y la niña, vibraban acorde el sonar de los altavoces, pero también ellos estaban en sintonía y resonancia entre sí. El lenguaje de la mirada sugestiva de la niña otra vez actuó y Juancito Gómez entendió el favor de las circunstancias; ambos se sentaron a descansar (si vale como excusa), sobre una madera que unía las patas del mesón; pero eran ciegos espectadores del desfile; tal vez alguien lo era de sus besos.
Un hule misterioso, inesperado,  que cubría la parte libre de la tarima y que rozaba sus cabezas les llamó la atención.  
-Agarrá la tela con tu mano derecha  -le dijo él, al oído, mientras hacía lo mismo con su mano izquierda. Ella sonrió con ganas al darse cuenta de la picardía.
Fueron jalando el paño detrás de sus espaldas.  -Un poco más -le pidió él, y el hule tocó el piso. 
Algo continuaron hablando cada uno en el oído del otro, mientras la carroza de Ara Verá se acercaba lenta y monumental. Ambos se hallaban prestos y ansiosos, con su mano aún aferrando el orillo de la tela. Él observaba el desplazamiento de la sombra de la carroza; sombra que barría con lentitud al gentío en las primeras filas de las gradas; la gente embelesada dirigía sus ojos a lo alto de la muestra rodante, pero la atención de los jóvenes era algo simple: nada más que la ubicación de la carroza y su sombra al desplazarse, lo que ahora ya pasaba sobre y delante de ellos; y entonces con un sólo movimiento de sus brazos se ocultan; mientras una oscuridad barre el hule, y otra los cubre en su pequeño universo íntimo.  Rieron sólo unos instantes bajo la cubierta del pliego y los tablones; luego transformaron su risa en susurros, besos y caricias.
Se hallaban hundidos en el abismo del bullicio que ya no oían; solo sentían el placer en la paradójica comunión de jadeos y gemidos.   El camino sonoro de la noche fue perdiendo decibeles; fue menguando la intensidad de la algarabía; los ojos se alargaron en la despedida indeseable y golpeó el adiós impertinente a un momento juvenil sin preguntas y sin respuestas.
Ahora el regreso, con la soledad del pensamiento donde la niña aún permanecía en imagen, su cuerpo, sus ojos. 
Bocinazos insistentes le hicieron levantar la vista del suelo. Del Jeep, que en el medio de la calle aceleraba su partida, veía la efusividad de unas manos agitándose en una ventanilla; el saludo provenía de una silueta joven de mujer.  “¡El Jeep del intendente!” murmuró, mientras respondía al saludo.
“¡Es María!”, se convenció regodeándose entre incrédulo y regocijado.  Su amor inconfeso de séptimo grado, oculto en su corazón, la dueña de la mirada más hermosa, la que apoyaba el rostro en el pupitre sobre su brazo para mirarle desde una punta de la sala hasta el otro extremo donde se ubicaba él, ¡estuvo allí mismo, entre ese gentío, y no pudo verla! ¡Ahora va ahí, atrapada en el auto de su padre, el intendente de Paso de la Patria con quien trataba el alemán!

Su actitud oscilaba de regocijo a preocupación, de preocupación a regocijo. ¿Se enterará su tutor mediante esta nueva vía posible del chisme, acerca de  la travesura de haberse ido a Corrientes sin permiso?.  El viaje de regreso fue calmo y adormilado, pero con gran actividad de sus cavilaciones.  “¡Me saludó tan efusivamente!... ¿Será que me quiere?... Y yo jamás le dije lo que siento por ella, ¡qué bobo!... Pero esta... ¡qué regalo de carnaval!... Ofelia...  ¡Qué nombre, pero qué linda!...¡ni siquiera le pregunté la dirección!... Para qué, si nunca podríamos vernos. ¡Oh, Dios! ¡Qué es esto que se siente! ¿Gané?... ¿Perdí?... ¿Es placer o es angustia recordar? Otra vez el encierro, esperar... cuando sea no sé qué...”. 

Al llegar ya despuntaba el alba; entró sin recaudos ni temores. Presuroso acomodó todo en la casa, para que no muestre el aspecto de haber sido abandonada.   Pasada las ocho y media de la mañana, sonó una voz, llamando desde la vereda, frente al portón. 
-¡Juancito! ¡Abre!  Era el alemán; el doctor regresaba de su turno de trabajo en Isla del Cerrito.  Ese día transcurrió normal; en el siguiente se desencadenó lo que temía.  
A mitad de la mañana vio ingresar al intendente, acompañado del alemán, con unos papeles en la mano. Les oyó hablar acerca de la protección del hospital de Paso de la Patria por la peligrosa crecida del río. 
-¡Juancito, trae un asiento! -ordenó el doctor. El adolescente cumplió la orden y saludó inclinando la cabeza; seguido siempre de la atenta observación de su tutor. 
-¡Así que te fuiste a divertir anteanoche! –dijo ingenuamente el visitante con intención de entablar un diálogo con el joven, que demudó su rostro al instante. 
-¿Cómo? –preguntó el doctor, levantando de inmediato la cabeza con clara actitud de haber sido burlado. El adolescente ahora cambió su color, del pálido al rojo. 
-Nos vimos en el corzo... ¡bueno, el chico tiene que divertirse doctor! –dijo el intendente, tratando de enmendar el error involuntario de haberlo delatado. 
-¡¿Con el permiso de quién?! –vociferó el alemán, dando dos pasos hacia el chico. Este sintió un agudo dolor en el oído al ser jalado con fuerza desde el lóbulo de la oreja en una media vuelta alrededor de su verdugo. 
-¡O te enderezo, o te rompo! ¡Ya verás! –concluyó el alemán, dejando incertidumbre en cuanto a si concluyó, o no, el castigo.  

Lo que definitivamente no concluyó, era algo en lo profundo del espíritu o del alma del niño,  algo que tenía y faltaba al mismo tiempo.   La niña del corso no desaparecería de su mente pero ya no tendría cómo contactarse. Era una puerta más, de esas misteriosas, que se abren hacia el vacío. Vacío que quizás, algún día, signifique su libertad.


AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas



viernes, 13 de mayo de 2016

En Paso del Rey

Ya estoy con mis amigos (familia), acomodándome, por ahora, en Paso del Rey...

Desde Paso del rey
Es un horizonte verde,
de arboledas que se pierden bajo el cielo azul.
Mientras pintan la mañana,
dos torcazas que se aman y descubres tú.
Un perfume a sol y a menta,
y casi sin darte cuenta te descalzas, y el rocío
te acaricia como un niño.
Aquel que fui paladeando miel,
cuando era feliz en Paso del rey.
Sobre tus tejados rojos, se deshacen los despojos de mi juventud.
Cielo de mi primavera,
cantarillo que aún esperas, truco, escoba y mus.
Vuelvo juventud temprana,
a tus grillos y a tus ranas, al amigo más querido,
al adolescente herido.
Aquel que fui, desvelándome,
por una mujer en Paso del Rey.
Quiero ver crecer el cardo,
rama a rama sobre el barro hasta abrirse en flor.
Y a horcajadas sobre un pino,
ver el fondo del camino y olvidar quién soy.
Aunque sea por un momento,
sólo por beber el viento, remontar el puente, el río,
ser la piel de lo que he sido.
Aquel que fui paladeando miel,
cuando era feliz en Paso del Rey.
Autor: Victor Heredia



martes, 2 de junio de 2015

Cambios

Buenas tardes, buenas noches a tod@s, familia, amigos...
Muchos quizás miren de soslayo esto...
"La tendencia del humano es aferrarse a algo... A las cosas, a un pensamiento, un sistema, una religión, una partición política, etc.
Suele generarle terror un cambio; suele ver más fácilmente el mal, que el bien de lo que vendrá. 
Esta actitud hasta puede ser la base de fanatismos y dogmas...
Se le hace incomprensible el concepto de lo relativo...
Pero la vida nos fuerza, cada tanto, a ver las cosas de otras maneras; si empleamos cierta flexibilidad, mas bien que rigidez de pensamiento, ello nos permite ampliar nuestro campo a diversos desarrollos y crecimientos..."
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Y así tantas cosas...
La profesión de traductor, dentro de poco va a quedar obsoleta (sólo un ejemplo)...
Estemos alerta a los cambios y seamos flexibles en adaptarnos de aquí en más, o si no, nos pasará por encima sin remedio.






sábado, 8 de julio de 2017

Herramientas

Herramientas

Esfuerzo y creatividad,  deben ser siempre, herramientas en nuestras manos.

El tesón debajo

Muchas veces podemos ver el efecto de la virtud humana produciendo brillantes resultados; como una nave que cumple con su función normal de despegue, y a partir de allí el vuelo inalterable... Pero cuando otros ven, lo fácil que parece, el despegue de esa nave hacia el cielo, no siempre piensan o imaginan todo el tesón invertido, y la energía ardiendo en los crisoles, desde la hora primera... Así el humano.

No siempre podemos juzgar los logros y éxitos de otros, como adquisiciones gratuitas. No les aplica a todos alguna metodología de lo fácil.
No se cosecha si no se siembra. Y la siembra implica, preparación, sacrificios y riesgos.

Tampoco podemos juzgar, unívocamente al revés, porque como dice, Eclesiastés 9:11 :
"Regresé para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos. "
https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=tesón+

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 7 de febrero de 2016

Vivo

                                          iMAGEN DE INTERNET: https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?                                                                                                q=tbn:ANd9GcSziqDscLBaxmStLsH1r9V04P3kFEO65eaI2yW1P88jkl8LH7xMqg


En esta mañana 
que de suavidad
pasos lentos tiene...
y calidez de tenue brisa
que consuela estos remansos
que ya en la sangre
amenazan con remolinos...
Sofrenada la ansiedad
con fiereza
de racional firmeza,
en la militancia simple
y especial,
el sino de vivir...
Transito las calles rotas
como esos rumbos
de andar sobre peñascos...
Geografías
de montañas y valles,
y desiertos,
donde siempre
algún hospitalario oasis
habrá de ser,
supremo resfuerzo
y aceptada paz.
Y no es que esté muerto de sed,
¡sé vivir con ella!
y sé combatir sin puños.
Sé andar
sobre troncos movedizos
del agreste vergel.
He navegado estanques
de otros mundos,
he vadeado esteros y cañadas
donde serpientes
huyeron de mis pies.
Me he acompañado de cantos,
y de vibrantes cuerdas,
de canoras sinfonías
en la selva umbría.
¡Vivo!
Por que acaso me vale.
Porque estoy.
Porque soy.
Y puedo ver en lo alto
soles y estrellas.
Y puedo ver mis pies...
que si se detienen,
ágiles andan mis sueños.
Domingo y mediodía
avanzan
resonando en sus trajines,
avidez que pasan
lo que en mi ya fue.
Vivo y muero,
que vivir es al fin...
arrastrando en el pecho
los brillos estelares,
anhelantes,
en la modulación
de sus sonrisas,
miradas,
y siembras de amor
que navegan raudas
en los confluidos torrentes
de la gozosa pasión.

Buen domingo a todos amigos... Pasen lindo."Vivo"En esta mañana que de suavidadpasos lentos tiene...y calidez de...

Posted by Juan Carlos Luis Rojas on domingo, 7 de febrero de 2016

sábado, 13 de octubre de 2018

Las decepciones

Ellas, como todas las percepciones, pasan, fundamentalmente, en nuestra cabeza,... por cómo la recibimos, más que provenir realmente, de la fuente que creemos. ¡Tantas veces, tan prejuiciosa nuestra mente, que somos nosotros mismos los decepcionantes, y no los decepcionados en sentido real!
Lo que sí es cierto, que nadie debe dejar de vivir a causa de una decepción, sea está real, o solo sentida.
Tenemos además, la oportunidad  de re-ver nuestras conclusiones e investigar, investigarnos a nosotros mismos, si es verdadero el fundamento por el cual creímos haber sido decepcionados...
Suele circular una frase por ahí, que dice: "Nadie merece tus lágrimas". ¡Cuán desacertado! Hay muchos que sí, merecen mis lágrimas, porque significa que hubo un sentimiento, una sinceridad, una bonanza de parte nuestra. Si no, nuevamente nosotros  somos los "decepcionadores".
También puede suceder a la inversa, cuando idealizamos a alguien. Y esto también será nuestro error.
Si usáramos un poco de empatía, amor, comprensión, quizás empecemos  a ver desde otro punto de vista, y lleguemos a comprender que no hubo tal decepción, sino que, simplemente, había otros elementos que desconocíamos, y que nos ha llevado a tal errónea conclusión.
Juan Carlos Luis Rojas

martes, 7 de octubre de 2014

Cuando las circunstancias nos encierran

Hay veces que sentimos que el círculo de la vida se nos cierra y nos impone condiciones de cierto grado,  o extremas. Puede ocurrir que se nos cierre el círculo en varios aspectos, en varios ámbitos de la vida, en:

Lo económico
Lo afectivo
Lo laboral
La salud
Las relaciones
La familia.

¿Cuál será nuestra reacción, nuestro proceder?

Primera estrategia.
No desesperarse. Dejar de correr y concentrarse para generar los recursos. No dejemos que la desesperación, no nos permita ver la totalidad.

Segunda estrategia.
Pensemos en positivo y prestemos atención, meditemos y pensemos que, tal vez esta situación, sea en realidad, una "gestión" del Universo para que cambiemos lo que debemos cambiar, y por ende, deberíamos ver esto como un bien y no como un mal.

Tercera estrategia.
Tomemos conciencia de los recursos que disponemos.
Cuando las circunstancias nos acorralan podemos ser capaces de generar o descubrir otras herramientas de crecimiento que antes no empleábamos.


Cuarta estrategia.
Tomar conciencia de perspectivas, condiciones y posibles salidas, teniendo en cuenta que:
Un círculo es sólo eso; no es una esfera que nos encierra de manera total, por lo tanto podría haber salida hacia arriba o hacia abajo.
Un círculo, quizás podría tener debilidades en algún punto, y por lo tanto, habría una posibilidad de resolución.
Un círculo pude ser parejo, homogéneo en su fortaleza, y por lo tanto nos dará lo mismo socavarlo en cualquier tramo, en cualquier punto de su forma.
Podemos considerarnos, en algunas circunstancias, como una fortaleza sitiada a la que se pretende debilitar. Entonces usemos la misma estrategia; busquemos que se empodere nuestra fuerza interior, poniendo tranquilidad para pensar los recursos y conectar con el Todo. Teniendo paciencia para guardar energía en el tiempo, perseverancia para visualizar la victoria; añadir confianza y fe para darlo por hecho, porque vendrá la salida apropiada.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas






jueves, 11 de febrero de 2016

No lo intentes

Mírame si quieres,
pero de lejos,
sin que el sueño
salte de tu pecho.
No pretendas ver conmigo
la comedia del mundo
ni envanecernos en los idilios
de cascabeles dormidos.
No me busques en los cielos
aunque yo pudiera
hacerte ver estrellas,
soñar constelaciones.
Soy como un cometa
de raro rumbo                        
escabulléndose del sol.
Una estrella fugaz
perdida
en el cúlmine instante.
No siempre,
de observarla
puedes entender,
la elipsis
navegando
en los confines.
Ya ni siquiera
mis pasos
se sujetan
a las huellas.
No hay ósmosis
de ternura,
que sujete,
a las paredes
encallecidas
del alma.
Dueña es
mi libertad
de su propia muerte
y de su propia vida.
No lo intentes,
no intentes
verme poesía...
Apenas soy
un verso
intentando
acomodarse
en un poema.

jueves, 2 de noviembre de 2017

La música de don Edgar Romero Maciel

El lujo de la interpretación de Don Edgar Romero Maciel...
Sus letras... Su música...
Juan Carlos Luis Rojas

Lunita de Taragüí (chamamé)

Cuando pienso en mi Corrientes
lamento no estar allí
y en las tardes por los campos
quemarme en su cuarahy.          (Sol)

Pero por lo que más siento
no estar en mi Taragüí               (Corrientes)
es por sus noches divinas
bañadas por el yasy.                  (Luna)

En el cielo está
con su traje azul
por el naranjal
bañando su luz.

Qué pena me da
no estar más allí
y verte otra vez,
lunita de Taragüí.

De: Edgar Romero Maciel

(Traducción)
Juan Carlos Luis Rojas

........................

Sauce (Chamamé)

Claro cantar que dice
el manso arroyo
que alegre pasa
Sauce que en tus orillas
sus cabelleras llorando, bañan
Quiero en tí descansar
cuando se acaben mis ansias
porque no hay en Corrientes
como la gente de tu lugar.

Mi cantar, guarda el eco de tus campanas
graves son, que acompañan mi eterno andar
retornar es el sueño que alienta en mí
y si un día quiere el destino
que olvide al pago donde nací,
moriré por mal correntino
en algún camino del taraguí

Breve como la charla de tus paisanos
asi es tu traza
breve si pero acaso
no haya en cariño
otra más larga
Quiero en ti descansar
cuando se acaben mis ansias
porque no hay en Corrientes
como la gente
de tu lugar.

Letra y música de E.Romero Maciel y A.Mansilla

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Viejo Caa Catí - Chamamé                    (Fragancia de hierba)

Clavado muy hondo en la historia correntina,
fortín cué del norte al paso de los avá,     (Viejo - Indios)
quiero recordarte pueblo de mis mocedades
antes que tus calles queden sepultadas por el arenal
Añoro tus quintas de enfilados naranjales,
tus chinas maduras quebradas sobre el maizal
y tu sol ardiente que vuelve la tierra arena,
hoy quema mi sangre cuando al recordarte digo este cantar

De Caa Catí a Mburucuyá
más de quince leguas hay que atravesar,
voy al trotecito cruzando el palmar
silbando bajito pronto he de llegar
Baña tu costado el bravo Santa Lucía
vigilan sus aguas los nativos yacarés
y al norte el camino cambiante lonja de arena
lleva tus barrancas donde el río se alza Ita Ivaté
Quisiera arrancarte de tu siesta provinciana,
gritarle a tu gente que no te deje morir
y echar en tus calles mi sangre de correntino
por ver si despiertas de tu antiguo sueño viejo Caa Catí

Letra: Alberico Mansilla
Música: Edgar Romero Maciel

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Viejo Paraná

Antiguo arriero de peces, dorado río,
por tu camino de siglos bajando vas,
desde donde su farol enciende la luna
hasta las islas frutales del litoral.

Sus soles tus lomos queman en el estío,
barrancas, islas y playas te ven pasar,
arriba lames las garras de ariscos pumas
abajo reflejas luces de la ciudad.

Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná.

Asoman en tus riberas como otros días
las bellas formas trigueñas del guaraní,
pero revive en el alma de los isleños
la raza vieja que otrora reinara allí.

Quien fuera, me dijo un día mirando el río,
como las aguas tranquilas del Paraná,
que no conservan las huellas de los navíos,
y así las penas del alma poder borrar.

Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná

(Polca canción)
Letra y Música: Edgar Romero Maciel - Albérico Mansilla
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Corrientes cambá (Chamamé)

Retumba en la noche el bombo de los cambá,
la Luna es una tambora que bate un son;
tirada tras las barrancas del Paraná
Corrientes duerme su sueño color carbón.-

Calienta el aire el candombe con su sonar.
La noche africana reina en el Taragüí...
es negro el ritmo en la sangre pero el cantar
se expresa en dulces palabras del guaraní.-

Después de bailar
me gusta ir a ver
junto a mi cambá
el amanecer...
Por Punta Arazá
siempre sale el sol,
tras el Paraná
la luna se va
por Punta Ñaró.-

No agita el aire el candombe en el Cambá Cuá,
se fueron ya los morenos con su tambor;
la luna apagó su parche de cuero y sal,
nostalgias de un tiempo viejo que fue mejor...
Quisiera en noches de enero también estar
descalzo junto a los negros bailando así.-
Ceñir la fina cintura de una cambá
y hablarle bajo de amores en guaraní...

Letra: Albérico Mansilla
Música: Edgar Romero Maciel

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https://youtu.be/QIMVMS-5U50

sábado, 21 de febrero de 2015

Asistencia a la marcha F18

19-2-15
Buena tarde de jueves a todos, familia, amigos...
...Fui a la ‪#‎marcha‬ ‪#‎F18‬, que a pesar de la lluvia estuvo espectacular, con un ejemplo de civismo, sin desórdenes ni violencias...
Ojalá los poderes de turno, (sean, políticos del poder ejecutivo, legislativo y judicial, o cualquiera), se pongan las barbas en remojo y se dispongan, a conducirse, ¡alguna vez!, sin soberbias, si fanatismos, y se limpien de corrupciones, y no pongan trabas a la justicia.
Ese es mi deseo, pero, lamentablemente, dada la necedad increíble que suele tener el ser humano, (recordemos que inteligencia, sólo inteligencia, no es sabiduría), mi esperanza tiene cierta desesperanza; a veces, (a veces), los "ideologismos", los sectarismos, partidismos, fundamentalismos, arrastran a esquemas cerrados donde la sabiduría no tiene cabida, entonces, la flexibilidad, la apertura mental, la posibilidad de ver al otro usando empatía se hace difícil.
Queda en cada uno de nosotros intentar levantar una pequeña luz al mundo.
Un abrazo desde Buenos Aires:

jueves, 30 de junio de 2016

Entre luz y sombra

Ver en vos
más allá de la luz,
más allá de las formas y colores...
Lo des-lumbrante.
Allá detrás,
por debajo,
y en las sombras
donde brota la poesía...
Allí donde suman y rezuman
los misterios...
Aquí veo sin embargo,
siento,
siento en mis dedos,
sobre tu piel,
el cálido asiento de tu collar...
Digo modestamente
cálido...
Ese colgante
que liberarse quiere,
y desde la orla sobre tu cuello
intenta subir a tus valles,
hacia las dunas,
para asumir victorias en sus domos...
Dunas
¡lunas asomando
tras la cordillera misteriosa
de tu ser!...
El lunar,
celoso guardián de tus labios...
¡Labios!...
¿Que artista lo diseñó
con la inspiración de lo sensual?...
Sutiles ellos,
hermoseando,
como fino escabel,
a la cruz vivaz
de tu rostro.
¡Cuánto dirán tus misterios,
cuántos susurros tus labios!
Murmurios en el fondo de tu alma
donde yo
te escucho sinfonías...
o una tormenta de gritos
silentes
en tu boca,
sazonada mies
en la maduración del panal...
Hay caminos en ello
sorteando desiertos
entre amaneceres y ocasos,
entre el maná de tu vida...
Pero defino que tu boca
es sello azul de la tristeza,
o el sabor de la alegría,
que apetece
lo que quiere recibir
lo que puede dar
¡lo que habría de darme!
Más allá,
de sí mismo.

jueves, 25 de mayo de 2017

Hoy, 25 de mayo del 2.017


Avanzando la tarde lluviosa en Buenos Aires...
Transcurriendo la celebración patria de la Revolución de Mayo...

Pienso...

De que nos sirve el pasado si con ello, no aprendemos a afianzar el presente.

Veo que, a muchos pueblos nos falta hacer otra gran revolución...

La revolución de la honestidad y del trabajo.
Poner en donde deben estar a tantos políticos corruptos y ladrones.
Hipócritas que se llenan la boca demagogicamente, con discursos altisonantes, para luego traicionar sus mismas palabras con su desfachatez delictiva, despojando a la gente y al país de sus sueños y recursos.

Pienso también, que hay cierta indiferencia e indolencia colectiva, al no ser más selectivos en la elección de sus gobernantes...
Gente que piensan la política como a un partido de fútbol; por sólo la ganancia de sus colores; sin ver, si han sido tramposos o no, en sus funciones.

¡Viva la patria!...
Pero no la patria que he mencionado, sino, una patria que sea honesta, de trabajo y de justicia. Donde sepamos discernir lo bien hecho, y lo que no; y por lo tanto, dejar de apoyar a los corruptos por dádivas y prebendas, o por el sólo  hecho de tener un color determinado.

Basta ya de fanatismos; de ser dependientes de la ignorancia, y de las tutelas que no dejan crecer.

Ya somos "mayorcitos", basta de drcir que somos un país joven. Sepamos afrontar nuestras responsabilidades colectivas de manera pensante y ecuánime; en pos del consenso de la razón, y no de autonomias, falsas revoluciones y grietas.

Es hora de crecer.
Juan C. L. Rojas
https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=pensar

lunes, 13 de julio de 2015

Un germen de la tristeza

Una de las grandes murallas del mundo es la indiferencia,... que conlleva, en sí, la falta de empatía, la falta de interés en el otro,... Ese otro, a su vez, no puede "abrir su corazón" ante la falta de solidaridad desde el espíritu. La combinación de estos elementos puede bastar para generar soledades. Esa soledad que puede ser germen de la tristeza.
Saludamos como simples formalismos...
Acostumbramos a preguntar: "¿Cómo estás?", pero no esperamos la respuesta, o la dejamos que pase superfluamente.
Generamos un falso positivismo (u optimismo), en el momento equivocado.
Es así como nos puede llegar a sorprender ciertos acontecimientos desafortunados de personas cercanas, cuando expresamos: "No sé qué pasó, se lo veía bien", o algo por el estilo. ¿Nos hubiese importado? ¿Hubiesemos hecho algo al respecto? ¿Cual sería nuestra respuesta?...
Si la respuesta es, sí, entonces, no tuvimos la suficiente sensibilidad para entender, o no hemos inspirado la suficiente confianza para que se nos transmita cierta condición.
Si la respuesta es, no, entonces, nuestra respuesta, se estaría acercando al frío mundo de lo real, donde conmoverse con lo del otro suele ser una simple debilidad; donde esperamos ver y atender sólo nuestros problemas, y que no nos vengan con otro, aún cuando puede sernos muy simple, alguna manera de apoyo y colaboración, como, por ejemplo, el sólo hecho de prestar el oído.
Ese falso "positivismo" es pretender que el otro sea fuerte, no por el beneficio de la fortaleza de aquel, sino para evitar que nos comprometa en algún sentido.
Por supuesto, no se trata aquí de la persona de característica quejosa, sino precisamente, de aquella que siempre hace algo para vencer sus dificultades, mostrándose fuerte y riéndose de ellas, y no nos damos cuenta que está librando una gran batalla.
Estas actitudes suele pasar muy a menudo, hasta en el seno de la propia familia... No nos debe sorprender.

jueves, 11 de junio de 2015

Salir de los esquemas y ser libre

"No ser dogmático, no ser esquemático, no ser fundamentalista, no ser fanático; ver por fuera de los cuadros y esquemas; tener amplitud, reconocer el concepto de lo relativo; salir del propio encierro mental para darle libertad creativa a la mente"